Una de las primeras en llegar fue Susana Trimarco. La madre de Marita Verón se ubicó en el hall del segundo piso del Palacio de Justicia, y aguardó el inicio de la audiencia. No era un día más. Comenzaban los alegatos del juicio que se sigue contra personas por la desaparición de su hija.
Poco a poco fueron llegando los imputados, los abogados y el público que acompañó a Trimarco. Después de mucho tiempo, la sala de audiencias volvió a estar repleta. Irma Lidia Medina, la única imputada que está detenida, llegó acompañada por una consigna policial, y con un ramito de perejil en sus manos.
A las 8.38, las puertas de la sala del juicio oral se abrieron. A las 9, el prosecretario Ramón Plaza pidió a todos que apagaran sus teléfonos, porque los abogados iban a necesitar el máximo de concentración. "Suena un celular, y se desaloja a esa persona", advirtió Plaza. Luego ingresaron los jueces.
El actor civil
El inicio de los alegatos estuvo a cargo de Carlos Varela Alvarez. El letrado agradeció especialmente a Saúl Ibáñez, el abogado de Trimarco durante la investigación, y a Daniel Verón, el padre de Marita.
"Si tuviera que explicarle a mi hijo sobre este juicio, le diría que una vez estuve en un jardín lleno de flores. Había flores maravillosas que hicieron historia, como Colombres, Nicolás Avellaneda y Aráoz. Había más flores, a pesar de que hubo jardineros que le hicieron tanto mal, como Antonio Bussi y el 'Malevo' Ferreyra. Pero quiero hablar de una flor muy sencilla, común y corriente, que se llama Marita Verón. Esa flor no está aquí", afirmó.
El abogado trató de justificar los olvidos y las contradicciones de las mujeres que dijeron haber visto a Marita en los prostíbulos de La Rioja. "Lo que vamos a juzgar es la memoria de los testigos que estuvieron acá", afirmó.
Para graficar su alocución, Varela Alvarez tomó caramelos de una bolsa que estaba sobre su pupitre, y los arrojó al aire. "Si les preguntamos a los presentes cuántos caramelos tiré, algunos dirán que 10, otros que cinco, y habrá quienes se molesten. Les pedimos que escriban la respuesta, y 10 años después les preguntamos, dirán no me acuerdo lo que escribí. Unos dirán que no saben cuántos caramelos eran, y otros tal vez no recuerden la situación", manifestó.
"Si les pregunto a los abogados cómo estaban vestidos los testigos, si David Catalán vino con corbata, qué zapatos tenía la testigo Elvira Acosta de Palavecino, seguramente no se acuerden. Y pasó hace pocos meses, imagínense 10 años después", dijo.
Luego, avanzó sobre la situación de cautiverio de las testigos víctimas. "Si les pego, los torturo, los violo, y después de eso les digo 'declaren a ver cuántos caramelos tiré mucho menos lo recordarán" dijo al continuar con el ejemplo de los caramelos.
"Vamos a juzgar la credibilidad de esa memoria, de las testigos. Porque nadie vio a la Policía de Mendoza matar a Sebastián Bordón, nadie vio cuando Alicia Muñiz era arrojada por el balcón por Carlos Monzón, nadie vio cuando María Soledad Morales era entregada por Luis Tula a Guillermo Luque, nadie vio matar a Oscar Carrasco. Fueron los indicios, que con la memoria de los testigos, son los que nos van a llevar a la verdad", argumentó Varela Alvarez.
Luego, el abogado habló del día de la desaparición de Marita, y vinculó a la enfermera Patricia Soria y al empleado de la maternidad Miguel Ardiles como piezas clave del secuestro.
Una joven común
En el barrio Gráfico II, en Las Talitas, vivía una pareja conformada por Marita, una joven común y corriente que no tenía nada de extraordinario; por Catalán, que tenía trabajos esporádicos, y por su hija de tres años, Sol Micaela Catalán, según describió el actor civil.
"No se demostró que Marita tenía amantes, que le gustaba la prostitución, que había alguna razón para que su esposo o sus familiares la secuestraran o que las indemostrables deudas de juego de su padre tuvieran que ver en esto", afirmó, en referencia a las sospechas que desplegaron algunos de los defensores durante el debate oral.
Varela Alvarez consideró que en el juicio quedó demostrado que Soria conocía que Marita iba a ir a la maternidad el 3 de abril. "Desayuna con su madre, dice que va a ir sola a la Maternidad. Y se va; y no volvió; y acá estamos. Hace 10 años que estamos acá", dijo.
El abogado dijo que Marita fue hallada en Los Gutiérrez y La Ramada porque se escapó de sus captores, que la tenían en la zona, pero la Policía la volvió a entregar. Manifestó que Víctor Rivero la secuestró por orden de su hermana María Jesús Rivero, tal como declaró Simón Nieva. Agregó que Daniela Milhein se ocupaba de reclutar chicas como niñeras para luego llevarlas a trabajar como prostitutas en Río Gallegos y en La Rioja, en complicidad con su esposo, Alejandro González.
En la última parte de su alocución, Varela Alvarez habló de los prostíbulos riojanos. "En esos lugares, donde se torturaba, Lorena T tuvo el coraje de decir que vio a Marita Verón", dijo sobre una de las testigos. "Los prostíbulos riojanos eran campos de concentración privados", agregó el actor civil. Hoy, a partir de las 8.30, el abogado querellante continuará con su alegato.
Representando a Micaela
¿Por qué hay acción civil?
Si un delito causa daños que se puedan apreciar en dinero, se puede entablar acción civil. En este caso, los abogados representan a la hija de Marita Verón, por daños morales, y por los gastos que tuvo que realizar la familia en la búsqueda.
Morfil se opuso a que hablen de los rivero
La acción civil está entablada contra 10 de los 13 acusados, ya que al momento de ser presentada no estaban imputados María Jesús y Víctor Rivero y Gonzalo Gómez. Por eso, el defensor Cergio Morfil rechazó que Carlos Varela Alvarez hable de sus clientes. "Puede continuar", fue la escueta respuesta del presidente del tribunal, Alberto Piedrabuena.